La comunicación interpersonal cara a cara (o voz a voz) es cada vez menos frecuente en estos nuevos tiempos cibernéticos. Correos electrónicos, facebook, twitter y otras yerbas provocan algunas dudas cuando los principales elementos de la comunicación humana se encuentran ausentes: los gestos, la mirada, la posición corporal, la distancia, el tono de voz e, incluso, el silencio.
Así, una amiga le responde a otra por sms “TKM” luego de haber recibido un mensaje en el que le decía que no podía salir con ella esa noche. Ese tekieromucho ¿habrá sido sincero o irónico? ¿Qué palabras o pensamientos omitió escribir la amiga en ese escueto mensaje? ¿O habrá querido decir tekieromatar? ¿Lo habrá escrito con bronca o con un poco de comprensión? Años atrás esa misma invitación/respuesta hubiese sido cara a cara o vía telefónica y todos estos interrogantes, seguramente, no hubiesen sido necesarios.
Y entre los gestos más expresivos del ser humano se encuentra la sonrisa (o, un poco más efusiva, la risa).
A falta del elemento acústico, en la historieta, desde su origen, los sonidos han sido representados mediante elementos lingüísticos: onomatopeyas. Así, el golpe a una puerta se representa con un toc toc, el sonido de un timbre con un ring, un disparo de arma de fuego con un bang o un pum, un vidrio roto con un crash, entre otras. También se utilizan las interjecciones, con las que se expresan sentimientos o emociones súbitos: eh, hola, uf. La sonrisa se representa en una historieta, o en un texto sin imágenes, a través de una interjección: ja (o sus variantes je, ji, jo), que puede repetirse según lo que se quiera expresar. Tiene distintas representaciones lingüísticas según su intensidad: jajaja, jejeje, jijiji, jojojo, etc. La ventaja de las onomatopeyas e interjecciones en la historieta es que siempre van acompañadas por imágenes, que ayudan casi totalmente a su comprensión.
Cabe aclarar que nos referiremos aquí exclusivamente a la escritura en medios tecnológicos de “comunicación instantánea”, rápida, como los tiempos que corren. Porque en un texto formalmente escrito debería separarse la interjección por comas y repetirse: ja, ja, ja, y no todo junto, como se hace para “ahorrar tiempo” y en la comunicación tecnológica no se respetan ni signos de puntuación ni ortográficos ni de estilo.
Pero, ¿qué significado le debemos dar a un jajaja, jaja, ja, jeje, je, jijiji, jojojo, jo cuando lo recibimos escrito como respuesta en nuestro celular, en nuestra compu, o en cualquiera de las nuevas tecnologías en las que no podemos visualizar los gestos de quien emite esos sonidos?
En una comunicación con estas características (ausencia del interlocutor, rostro y cuerpo ocultos, estado de ánimo de uno y otro desconocido, ignorancia del lugar o situación de donde se encuentra el otro, etc.) estas representaciones lingüísticas de nuestro humor (o malhumor) pueden ser interpretadas (y esto es muy subjetivo) de diferentes maneras.
El típico y más común jajaja (inclusive con varios ja más en la serie, si se le quiere reforzar el significado) es la aprobación a un chiste, a una loca ocurrencia, a una frase desopilante. Significa comunicar que algo ha sido gracioso. Sería como decir: “Muy bueno”, “Tenés razón”, “Te pasaste”. Siempre este jajaja (con al menos tres ja) sugiere buen humor de parte de quien lo emite.
—¿Viste cómo se peinó Fulanita? ¡Estaba muy ridícula!
—¡Sí! Jajaja
Pero si le sacamos un ja, la cuestión cambia sustancialmente. Ya no representa una sonrisa/risa espontánea y digna de ser expresada. Un simple jaja (o peor: ja-ja, con o sin guion), comienza a parecer un tanto irónico o una sonrisa acotada o desganada. Conlleva esta escueta expresión de alegría un “aire” de respuesta por compromiso, algo así como “Sí, pero…”.
—¿Viste cómo se peinó Fulanita? ¡Estaba muy ridícula!
—Jaja
Por último, el ja, sencillo y solito (muchas veces acompañado por el signo de exclamación: ¡ja!) es la afirmación de algo que se acaba de decir. Es refrendar lo dicho por otro o por sí mismo. Es manifestar conformidad con lo que uno acaba de decir. Autoconvencimiento.
—Yo me peino como quiero, y al que no le guste, que me lo diga en la cara. ¡Ja!
Además se utilizan, como dijimos, las variantes con las vocales e, i, o, y a cada una también se le puede otorgar un significado diferente, teniendo en cuenta siempre que desconocemos el estado de ánimo del emisor, su situación actual, sus gestos, etc.
Así, jejeje es una risa astuta, de alguien que se sabe o se cree hábil, y acaba de decir o hacer algo de lo que hace alarde.
—Este tipo no sabe con quién se está metiendo… jeje
En jijiji nos encontramos con una risa contenida, disimulada, cómplice e, inclusive, hasta perversa. No es casi utilizada en las nuevas tecnologías, al igual que jojojo, risa socarrona, astuta, burlona.
Pero podemos encontrarnos con otra modalidad de expresar nuestros sentimientos a través de nuestra sonrisa en medios tecnológicos, en este caso, más cercano a una carcajada: ¡Juuaaahhh! Una mezcla de alegría grotesca, fabulosa, desopilante. Es casi un grito. Lo que podríamos llamar “risotada”. ¿Qué es lo que quiere expresar el emisor de semejante “alegría”? Es una manifestación de alegría “sobradora”, como decir “¡Tomá, ahí tenés!”. Podríamos decir que es la más sarcástica de todas las manifestaciones de alegría a las que nos referimos.
SF
O puede pasar todo lo contrario: