Alguna vez Apolo quiso competir con Eros (Cupido) en el arte de lanzar flechas. Eros, molesto por la arrogancia de Apolo, ideó vengarse de él. Para ello lanzó al hermoso dios una flecha de oro, que causa un amor inmediato a quien hiere; por el contrario, hirió a la ninfa Dafne con una flecha de plomo, que causa desprecio y desdén.
El calor ha recluido en sus guaridas a las fieras, el río parece haber detenido el curso de sus aguas y ni siquiera rasgan el aire las alas de las mariposas. El sol deja caer a plomo sus rayos, penetra entre las ramas y sofoca en el bosque todo signo de actividad. Silencio. Dafne, con los ojos entornados, descansa sentada en la orilla, refrescando sus pies en la corriente del río Peneo. De pronto, se incorpora y gira hacia atrás la cabeza. Quizá la ha alertado un ruido, el roce de una hoja, o la sensación de una mirada ardiente sobre su nuca. A unos pasos de ella, un hombre en pie la mira. Al percibir el sobresalto de la muchacha, el hombre tiende hacia ella su mano y le dice: “No temas, soy Apolo y ardo de amor por ti.”
Los pies de Dafne vuelan más veloces que el viento, se internan entre los árboles, saltan nudosas raíces, esquivan obstáculos. Si antes eran aliados de su belleza, ahora sus cabellos son un estorbo, pues se prenden en las ramas y le frenan la huida. Apolo no es menos veloz: a él no lo impulsa el miedo ni el rechazo, sino el deseo.
El descarnado e inmediato deseo de poseer a la joven espolea su cuerpo entero, le confiere energía y lo hace incansable. A Dafne se le agotan las fuerzas: sus piernas flaquean, la respiración se hace más fatigosa, sus movimientos se tornan torpes. Siente a sus espaldas el aliento del dios, las puntas de sus dedos que están a punto de aferrarla.
La ninfa dedica su último esfuerzo a pedir auxilio a su padre, el río Peneo: “Padre” – dice – “si tienes algún poder divino, ayúdame. Haz que desaparezca este cuerpo mío, puesto que es lo único de mí que desea mi perseguidor”. Y su padre, compadecido, hace que al instante broten ramas de sus dedos, raíces de sus pies, hojas de sus cabellos.
Cuando Apolo consigue al fin alcanzarla, es a un tronco leñoso, a un esbelto laurel a quien abraza, viendo su deseo burlado, dijo: “Y puesto que no puedes ser mi mujer, en verdad serás mi árbol. Siempre te tendrán, laurel, mi cabellera, mi cítara, mi aljaba.”
Nota
El árbol de laurel fue así consagrado a Apolo, y la corona de sus brillantes hojas se convirtió en el premio que recibían los mejores poetas, músicos o artistas.
no, era la madre que la ayudaba?
ResponderEliminarmmm nop es Peneo; es más, algunos estudiosos afirman que su padre, el río, le da de sus aguas y es el efecto que producen en ella su socorro.
Eliminarme encanta tu redacion... pero un pequeña pregunta no le ayudaba su madre en ves de su padre? pero q te quede claro que me encanta el mito xd
ResponderEliminarNo conocemos la versión en la que la ayuda la madre. En las versiones más conocidas siempre es Peneo, su padre, el río, quien la ayuda y la convierte en el árbol de laurel
ResponderEliminarSI ES PENEO NO HAY LA OTRA VERSION
ResponderEliminarHay diferentes versiones del mito. Me considero una experta porque mi nombre es Dafne xD En una versiòn la ayuda su padre, en otra es Gea, su madre. Simplemente varía.
ResponderEliminarMe gusta mucho este livro.
ResponderEliminarMe gusta mucho este livro.
ResponderEliminarProf. Nelson de Abreu
ResponderEliminarMe gusta mucho y además como voy a trabajar Garcilaso, este es un material fantástico para mis alumnos.
mg mucho soy profesora y para mis alumnos que le encantan los mitos este les va a encantaaar aunque tiene algunos defectos me llamo dafne de la cortes y se que estan las dos versiones en una la ayuda la madre y en otra el padre mg mucho esta version gracias
ResponderEliminarprofesora de secundaria dafne de la cortes
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ResponderEliminarDe qué autor es este texto??
ResponderEliminarNo tiene autor, se trata de un texto anonimo.
EliminarCorrijo, si tiene autor, pero no se conoce, por lo tanto es anonimo, del griego a=sin y onoma=nombre, lo que no significa que no tenga, si no que se desconoce el nombre del autor.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarporque dafne no queria perder su libertad??
ResponderEliminarporque dafne no queria perder su libertad??
ResponderEliminarno entiendo mucho alguien me explica
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