sábado, 29 de agosto de 2009

EL CELULAR DE HANSEL Y GRETEL

por Hernán Casciari
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Anoche le contaba a mi hijita Nina un cuento infantil muy famoso, el de Hansel y Gretel de los hermanos Grimm.
En el momento más tenebroso de la aventura, los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer. Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: 'No importa. Que lo llamen al papá por el celular'.
Yo entonces pensé, por primera vez, que mi hija no tiene una noción de la vida ajena a la telefonía inalámbrica. Y al mismo tiempo descubrí qué espantosa resultaría la literatura -toda ella, en general- si el teléfono móvil hubiera existido siempre, como cree mi hija de cuatro años.
Cuántos clásicos habrían perdido su nudo dramático, cuántas tramas hubieran muerto antes de nacer, y sobre todo qué fácil se habrían solucionado los intríngulis más célebres de las grandes historias de ficción.
Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica, en cualquiera que se le ocurra. Desde la Odisea hasta Pinocho, pasando por El viejo y el mar, Macbeth, El hombre de la esquina rosada o La familia de Pascual Duarte. No importa si el argumento es elevado o popular, no importa la época ni la geografía.
Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica que conozca al dedillo, con introducción, con nudo y con desenlace.
¿Ya está?
Muy bien. Ahora ponga un celular en el bolsillo del protagonista. No un viejo aparato negro empotrado en una pared, sino un teléfono como los que existen hoy: con cobertura, con conexión a correo electrónico y chat, con saldo para enviar mensajes de texto y con la posibilidad de realizar llamadas internacionales cuatribanda.
¿Qué pasa con la historia elegida? ¿Funciona la trama como una seda, ahora que los personajes pueden llamarse desde cualquier sitio, ahora que tienen la opción de chatear, generar videoconferencias y enviarse mensajes de texto? ¿Verdad que no funciona un carajo?.
La Nina, sin darse cuenta, me abrió anoche la puerta a una teoría espeluznante: la telefonía inalámbrica va a hacer añicos las viejas historias que narremos, las convertirá en anécdotas tecnológicas de calidad menor.
Con un teléfono en las manos, por ejemplo, Penélope ya no espera con incertidumbre a que el guerrero Ulises regrese del combate.
Con un móvil en la canasta, Caperucita alerta a la abuela a tiempo y la llegada del leñador no es necesaria.
Con telefonito, el Coronel sí tiene quién le escriba algún mensaje, aunque fuese spam.
Y Tom Sawyer no se pierde en el Mississippi, gracias al servicio de localización de personas de Telefónica.
Y el chanchito de la casa de madera le avisa a su hermano que el lobo está yendo para allí.
Y Gepetto recibe una alerta de la escuela, avisando que Pinocho no llegó por la mañana.
Un enorme porcentaje de las historias escritas (o cantadas, o representadas) en los veinte siglos que anteceden al actual, han tenido como principal fuente de conflicto la distancia, el desencuentro y la incomunicación. Han podido existir gracias a la ausencia de telefonía móvil.
Ninguna historia de amor, por ejemplo, habría sido trágica o complicada, si los amantes esquivos hubieran tenido un teléfono en el bolsillo de la camisa. La historia romántica por excelencia (Romeo y Julieta, de Shakespeare) basa toda su tensión dramática final en una incomunicación fortuita: la amante finge un suicidio, el enamorado la cree muerta y se mata, y entonces ella, al despertar, se suicida de verdad. (Perdón por el espoiler).
Si Julieta hubiese tenido teléfono móvil, le habría escrito un mensajito de texto a Romeo en el capítulo seis:

M HGO LA MUERTA,
PERO NO STOY MUERTA.
NO T PRCUPES NIHGAS IDIOTCES. BSO.

Y todo el grandísimo problemón dramático de los capítulos siguientes se habría evaporado. Las últimas cuarenta páginas de la obra no tendrían gollete, no se hubieran escrito nunca, si en la Verona del siglo catorce hubiera existido la promoción 'Banda ancha móvil' de Movistar.
Muchas obras importantes, además, habrían tenido que cambiar su nombre por otros más adecuados.
La tecnología, por ejemplo, habría desterrado por completo la soledad en Aracataca y entonces la novela de García Márquez se llamaría 'Cien años sin conexión': narraría las aventuras de una familia en donde todos tienen el mismo nick (buendia23, a.buendia, aureliano_goodmornig) pero a nadie le funciona el Messenger.
La famosa novela de James M. Cain -'El cartero llama dos veces'- escrita en 1934 y llevada más tarde al cine, se llamaría 'El gmail me duplica los correos entrantes' y versaría sobre un marido cornudo que descubre (leyendo el historial de chat de su esposa) el romance de la joven adúltera con un forastero de malvivir.
Samuel Beckett habría tenido que cambiar el nombre de su famosa tragicomedia en dos actos por un título más acorde a los avances técnicos. Por ejemplo, 'Godot tiene el teléfono apagado o está fuera del área de cobertura', la historia de dos hombres que esperan, en un páramo, la llegada de un tercero que no aparece nunca o que se quedó sin saldo.
En la obra 'El jotapegé de Dorian Grey', Oscar Wilde contaría la historia de un joven que se mantiene siempre lozano y sin arrugas, en virtud a un pacto con Adobe Photoshop, mientras que en la carpeta Images de su teléfono una foto de su rostro se pixela sin remedio, paulatinamente, hasta perder definición.
La bruja del clásico Blancanieves no consultaría todas las noches al espejo sobre 'quién es la mujer más bella del mundo', porque el coste por llamada del oráculo sería de 1,90 la conexión y 0,60 el minuto; se contentaría con preguntarlo una o dos veces al mes. Y al final se cansaría.
También nosotros nos cansaríamos, nos aburriríamos, con estas historias de solución automática. Todas las intrigas, los secretos y los destiempos de la literatura (los grandes obstáculos que siempre generaron las grandes tramas) fracasarían en la era de la telefonía móvil y del wifi.
Todo ese maravilloso cine romántico en el que, al final, el muchacho corre como loco por la ciudad, a contra reloj, porque su amada está a punto de tomar un avión, se soluciona hoy con un SMS de cuatro líneas.
Ya no hay ese apuro cursi, ese remordimiento, aquella explicación que nunca llega; no hay que detener a los aviones ni cruzar los mares. No hay que dejar bolitas de pan en el bosque para recordar el camino de regreso a casa. La telefonía inalámbrica -vino a decirme anoche la Nina, sin querer- nos va a entorpecer las historias que contemos de ahora en adelante. Las hará más tristes, menos sosegadas, mucho más predecibles. Y me pregunto, ¿no estará acaso ocurriendo lo mismo con la vida real, no estaremos privándonos de aventuras novelescas por culpa de la conexión permanente? ¿Alguno de nosotros, alguna vez, correrá desesperado al aeropuerto para decirle a la mujer que ama que no suba a ese avión, que la vida es aquí y ahora?
No. Le enviaremos un mensaje de texto lastimoso, un mensaje breve desde el sofá. Cuatro líneas con mayúsculas. Quizá le haremos una llamada perdida, y cruzaremos los dedos para que ella, la mujer amada, no tenga su telefonito en modo vibrador.
¿Para qué hacer el esfuerzo de vivir al borde de la aventura, si algo siempre nos va a interrumpir la incertidumbre? Una llamada a tiempo, un mensaje binario, una alarma.
Nuestro cielo ya está infectado de señales y secretos: cuidado que el duque está yendo allí para matarte, ojo que la manzana está envenenada, no vuelvo esta noche a casa porque he bebido, si le das un beso a la muchacha se despierta y te ama. Papá, ven a buscarnos que unos pájaros se han comido las migas de pan.
Nuestras tramas están perdiendo el brillo -las escritas, las vividas, incluso las imaginadas- porque nos hemos convertido en héroes perezosos.

lunes, 24 de agosto de 2009

¿DÓNDE ESTÁN LOS ACENTOS? EL USO DE LA TILDE ES REIVINDICADO


Un grupo de jóvenes inició una cruzada por la reinserción del acento gráfico en la vía pública. Pegan tildes de papel con un toque de buen humor y rebeldía ante la incorrección ortográfica.
La movida nació en junio pasado en México, por iniciativa del joven vasco Pablo Zulaica Parra, y pronto se extendió a Perú y Argentina, donde se multiplican las intervenciones en todo tipo de carteles donde las tildes brillan por su ausencia.
Apenas detectan la falta, estos cruzados ortográficos pegan un acento de papel visible en el que además se explica la regla ortográfica violada. La falta de educación, el desinterés y las malas costumbres son algunas de las razones que estos jóvenes descubren para el abandono progresivo de las tildes.
Cada acto de reivindicación gramatical es fotografiado y las imágenes se suben a los diversos blogs de la iniciativa Acentos Perdidos, donde además se generan interesantes debates sobre el español, una iniciativa que también suma adeptos a través de la red social Facebook.
“El principal objetivo es que la gente tome conciencia de la importancia de usar bien nuestra lengua”, dijo Rodrigo Maidana, un estudiante de Economía de la ciudad de La Plata que comanda la iniciativa en el país. Como regla, estos jóvenes solicitan autorización para pegar las tildes siempre que sea posible, pero si se trata de anuncios comerciales o políticos lo hacen sin permiso pues “semejante afrenta, con tantos ojos responsables de ese mensaje, merece ser visiblemente señalada”, dijo Zulaica, redactor publicitario que vive en México.
Las mayúsculas, por ejemplo, son candidatas usuales a la ausencia de tilde y por argumentos históricos, como que las máquinas de escribir no permitían su acentuación y que a las impresoras se les salían los tipos de la tilde de los rótulos, se asentó la falsa norma de que las mayúsculas no llevan acento gráfico.
A diferencia de otras “intervenciones urbanas” como los grafitis o los esténciles (técnicas decorativas con plantillas), estos chicos no actúan furtivamente. “Es bueno que la gente te vea e intercambiar opiniones. La gente principalmente se sorprende. Esta cruzada no trata de hacer enojar a nadie, al contrario, trata de sacar una sonrisa y de ayudar a mejorar el uso de nuestra lengua”, dijo Maidana, de 18 años.
Según Zulaica, de 27 años, el proyecto “tiene un componente lúdico muy importante” y “es una desacademización de lo académico, como un vandalismo suave que conserva todo el rigor en el fondo. Gusta a grafiteros y a editores y lingüistas. Además, tiene un punto de activismo que nos hace sentir como ciudadanos que nuestra voz sí puede oírse”.
Para los dubitativos, los blogs de Acentos Perdidos, http://acentosperdidos.blogspot.com/, tienen un enlace a la Ortografía de la Lengua Española, de la Real Academia Española. Aún así, estos defensores de la tilde no tienen nada de dogmáticos y hasta se muestran comprensivos con el colombiano Gabriel García Márquez que, en 1997, en el primer Congreso Internacional de la Lengua, celebrado en México, sugirió poner “más uso de razón” en los acentos escritos como parte de su polémica propuesta para “jubilar la ortografía”, que tanto revuelo generó.
“García Márquez emitió una opinión que debe respetarse, porque sinceramente a todos nos gustaría una lengua más sencilla, como la que él pide”, señaló Maidana, hijo de periodistas y que asegura que “desde chiquito” siempre tuvo “un gran interés por la ortografía”. Como parte de esta iniciativa, la joven peruana Lorena Flores Agüero creó el Tildetón, una salida planificada para pegar acentos en las calles que ya se organizó en México y Perú y que próximamente se hará en Argentina.
Acentos Perdidos también organiza cruzadas puntuales a favor de la acentuación. La primera se hizo en Lima y tuvo como blanco al logotipo carente de acento gráfico del grupo español Telefónica, al que acusan de ser “uno de los mayores irresponsables en el uso de la tilde”.
“Esta palabra se acentúa porque es esdrújula”, es una de las explicaciones que tienen las pegatinas como en este caso, que ya pegadas “siempre provocan una sonrisa; ahora es ante todo una actividad lúdica y estética”, añade.
“Siempre pido permiso para pegar los acentos y si no veo muy dispuestas a las personas en cuestión se los dejo para que ellas mismas lo peguen”, comenta Zulaica, quien también corrige anuncios de campañas políticas. En un inicio las estampas sólo tenían datos personales “por si alguien quería contratarme” como corrector. Se añadieron después los argumentos ortográficos y ahora “llegaron las letras también para pegar” donde faltan, dice Zulaica.
“El programa de reinserción de acentos en la vía pública se basa en la colaboración de la gente. Quienes estén atentos a las leyendas de los carteles y encuentre errores, pueden participar descargando del blog acentosperdidos.blogspot.com un paquete elemental de acentos imprimibles. Sólo debe recortarlos y pegarlos para enmendar los errores”, explicó su creador.
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Un debate abierto
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La inserción del spanglish (palabras formadas por la conjunción de términos en español y en inglés) en el vocabulario diario, las modificaciones de la escritura de mensajes de textos y del chat, son otros ejemplos de las mutaciones que sufren los idiomas.
Los más enérgicos defensores del respeto de las leyes de la gramática y la ortografía señalan que no son una simplificación del idioma, sino por el contrario, un uso en desmedro de la riqueza del lenguaje. Pero las masas desafían el debate.
Caroline Tagg, una lingüista británica, basó su tesis doctoral en las similitudes entre el lenguaje y la forma en la que se escriben los mensajes del texto. Ella defiende que la escritura imita la oralidad de los mensajes, y es por eso que se usan abreviaturas gramaticales en los mensajes que no se utilizarían si se tuviera que escribir en otro soporte.
Y sus conclusiones no paran ahí: Tagg asegura que la nueva forma de comunicación no está destruyendo las lenguas, sino que las está fomentado. Afirma que la habilidad de abreviar y cambiar la forma en que se escriben las palabras implica un conocimiento profundo de los fundamentos del discurso y la gramática. Por último, intenta quitar preocupación sobre el efecto de los mensajes de texto en el lenguaje.
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FUENTE:

jueves, 20 de agosto de 2009

GELMAN, Juan: Oración de un desocupado

"Desocupados" de Ricardo Carpani (Argentino)
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Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.
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Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay.
Bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido.
Te digo que no entiendo, padre, bájate.
Tócame el alma, mírame
el corazón.
Yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean.
Te digo que no entiendo, padre, bájate
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello
porque no puedo más. Tengo riñones
y soy un hombre.
Bájate. ¿Qué han hecho
de tu criatura, padre?
¿Un animal furioso
que mastica la piedra de la calle?
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Juan Gelman
Argentina, 1939

domingo, 16 de agosto de 2009

CONCORDANCIA


La concordancia es en nuestra lengua la igualdad de género y número entre adjetivo (o artículo) y sustantivo, y la igualdad en número y persona entre el verbo y el sujeto..
1) SUSTANTIVO y ADJETIVO: GÉNERO (femenino o masculino) y NÚMERO (singular o plural)
2) VERBO y SUJETO: NÚMERO (singular y plural) y PERSONA (1ra., 2da. o 3ra.)
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REGLAS GENERALES DE LA CONCORDANCIA
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1. SUSTANTIVO / ADJETIVO
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- El adjetivo acomoda su terminación genérica y numérica a la del sustantivo.
El perro juguetón me mira desde el jardín. (sust. Masc. y sing. --- adj. Masculino y sing.)
La perra juguetona me mira desde el jardín. (sust. Fem. y sing. --- adj. Fem. y sing.)
Los perros juguetones me miran desde el jardín. (sust. Masc. y pl. --- adj. Masculino y pl.)
Las perras juguetonas me miran desde el jardín. (sust. Fem. y pl. --- adj. Fem. y pl.)
El artículo (que tiene función adjetiva) también se adapta al sustantivo al que modifica en género y número.
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1.1. Género
- Si los sustantivos son femeninos, el adjetivo también lo será.
Madre e hija son muy coquetas.- Si los sustantivos son masculinos, el adjetivo se adaptará a ellos.
Los autos y los ciclomotores son ruidosos.
- Si hay sustantivos de ambos géneros (femeninos y masculinos) y un solo adjetivo que los modifique, éste será masculino (aunque haya varios sustantivos femeninos y uno solo masculino, el adjetivo será masculino).
Las profesoras y los profesores se mostraron indignados ante las medidas injustas.- Con los títulos o los tratamientos de cortesía (Usted, Usía, Su Señoría, Su Alteza, Su Majestad, Su Excelencia, etc.) la concordancia se da de acuerdo con el sentido y no con la forma. Es decir, el adjetivo será masculino o femenino según el sexo de la persona a la que se refieren.
Usted no será comprometido (o comprometida) en el incidente.
Su Señoría está ansioso (o ansiosa) por concluir este caso.
Su Majestad espera inquieto (o inquieta) la noticia.
Su Excelencia no es honesto (u honesta).
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1.2. Número
- Si en la oración hay dos o más sustantivos en singular y un solo adjetivo que los modifica, el adjetivo debe ir en plural:
La computadora y la televisión son beneficiosas si se les da un buen uso.
Mesa y silla antiguas.

- Si un sustantivo está modificado por dos o más adjetivos, debe ir en plural.
Las tendencias clásica y romántica.
Los estilos dórico y jónico.

O debe repetirse el artículo:
La tendencia clásica y la romántica.
El estilo dórico y el jónico.

Pero si los adjetivos se anteponen al sustantivo, éste va en singular.
Alumnos de tercero y cuarto año.
Ya resumimos el quinto y sexto párrafo.

- Cuando el sujeto es un sustantivo colectivo en singular, el adjetivo deberá ser singular.
La muchedumbre asistió asombrada al espectáculo.
- Cuando el sujeto es un sustantivo colectivo seguido de un complemento en plural, el adjetivo podrá concordar (en género y número) con el colectivo o con el complemento, aunque se prefiere la concordancia con el sustantivo colectivo.
La bandada de pájaros surcó presurosa el cielo celeste.
La bandada de pájaros surcaron presurosos el cielo celeste.

- Si el adjetivo está antepuesto a dos o más sustantivos, deberá concordar (en género y número) con el inmediato siguiente.
Extraordinario valor y destreza demostró el jinete en ese momento.
Su probada energía y carácter no la abandonaron.
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2. SUJETO / VERBO
.El verbo adapta su terminación a la persona y número del sujeto.
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Personas gramaticales
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Primera persona: yo (singular) - Nosotros/as (plural)
Segunda persona: tú - vos - usted (singular) - vosotros/as - ustedes (plural)
Tercera persona: él/ella (singular) - ellos/as (plural)
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El día transcurrió sereno. (3ra. pers. singular)
Las horas pasan vacías. (3ra. pers. plural)
Nosotros escuchamos los ruidos. (1ra. pers. plural)

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2.1. Número
- Cuando el verbo se refiere a un sujeto compuesto (dos o más sustantivos núcleos), va en plural.
Marcelo y Alejandro abandonaron sus estudios.- Cuando un sujeto compuesto está resumido en una palabra (p.e. todo) el verbo concuerda en singular con ella.
El brillo de los pisos, las camas ordenadas, los techos sin telaraña, el cálido ambiente de la casa, todo muestra su gran dedicación en el hogar.
- Cuando el sujeto es un sustantivo colectivo en singular, el verbo va a singular.
La muchedumbre se retiró de la plaza en orden.
- Cuando el sustantivo colectivo está modificado por un complemento preposicional en plural —que indica de qué se compone el conjunto—, el verbo puede ir en singular concordando con el colectivo, o en plural concordando con el complemento. Ambas formas son aceptadas.
Una multitud de jóvenes acudió al llamado.
Una multitud de jóvenes acudieron al llamado.

- El verbo ser como copulativo puede concertar a veces con el copulativo y no con el sujeto.
El motivo de su vida son sus hijos.
El problema son las constantes postergaciones.
- Cuando un sujeto en singular está modificado por dos o más adjetivos de concepto dispar, el verbo va en plural.
El sufrimiento físico y moral lo llevaron a esa determinación.
- Dos o más sustantivos asociados pueden sentirse como un todo unitario y concertar en singular o en plural.
La ida y vuelta en avión sale (salen) quinientos pesos.
El debut y despedida de la compañía fue (fueron) conmovedor (conmovedores).
Si le anteponemos a los sustantivos un artículo o demostrativo, el verbo debe ir en plural.
La ida y la vuelta en avión salen quinientos pesos.
El debut y la despedida de la compañía fueron conmovedores.
- Cuando los sujetos están enlazados por la conjunción copulativa ni, por la disyuntiva o, o la distributiva ya, el verbo puede concordar en singular o en plural.
Ni su amenaza ni su llanto logrará (o lograrán) conmoverme.
El amor o el odio me impulsa (o impulsan) a actuar así.
Ya la desilusión, ya el aburrimiento, me llevó (o llevaron) a actuar así.
- Cuando dos sustantivos en singular están unidos entre sí por medio de la preposición con, esta cobra valor de conjunción copulativa, por lo tanto, conviene que el verbo vaya en plural. Lo mismo ocurre con las expresiones junto con y así como.
Adrián con su padre arreglaron el auto.
La directora junto con la profesora fueron al aula.
El amor así como una plantita mueren si no se los cuida.
Si los sustantivos no se hallan inmediatamente ligados, el verbo irá en singular.
Adrián arregló el auto con su padre.
La directora fue al aula junto con la profesora.

El amor muere si no se lo cuida, así como una plantita.
.2.2. Persona
- La primera persona desplaza a todas. Cuando está presente en el sujeto debe utilizarse el verbo en primera persona.
Tú y yo decimos la verdad (1ra. persona)
Tú, él y yo decimos la verdad (1ra. persona)

- Si concurren la segunda y tercera personas gramaticales, la segunda se prefiere a todas (no en Hispanoamérica).
Tú y tu hermano sois los principales responsables.
Pero,
Vos y tu hermano son los principales responsables.

SINÓNIMOS - ANTÓNIMOS - PARÓNIMOS - HOMÓNIMOS


SINÓNIMOS
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Los SINÓNIMOS son palabras de significación igual o parecida, palabras o expresiones que comparten casi todos sus rasgos de significado. Por ejemplo: casa y morada.
Los sinónimos sólo pueden expresar diferencias entre sí de algún matiz o de grado. Son muy útiles en la redacción de textos porque permiten evitar repeticiones y ofrecen una gama variada de opciones que ayudan a ajustar el vocabulario a los objetivos perseguidos.
La sustitución puede ser por una palabra o frase, y la elección de las mismas debe hacerse dentro del contexto verbal en que las insertemos para que no cambie el sentido del discurso.
Algunos otros ejemplos: iglesia/capilla; calle/sendero; completar/llenar; cuchillo/ puñal; maestro/profesor; progenitores/ padres; plegar/doblar; hermoso/lindo; bueno / bondadoso; abismo / precipicio; abuso / exceso; duda / incertidumbre; estafa / fraude; exacto / preciso.
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ANTÓNIMOS
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Llamamos ANTÓNIMOS a las palabras que expresan ideas opuestas o contrarias.
Ejemplos: claro/oscuro; antes/después; bueno/malo; salud/enfermedad; paz/guerra; frío/calor; verdadero/falso; amplio / ajustado; triste / alegre; juventud / vejez.Como en el caso de los sinónimos, no todos los rasgos de significación de los antónimos son opuestos. Basta con que uno de ellos lo sea para que consideremos dos expresiones o vocablos como antónimos.
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PARÓNIMOS
.Los PARÓNIMOS son palabras de pronunciación o escritura parecida, pero que su significado es diferente.
Ejemplos: sesión/cesión; cesto/sexto; rosa/roza; cirio/sirio; vote / bote; casa / caza; vos / voz; tuvo / tubo; vaso / bazo.
. HOMÓNIMOS
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Las palabras que son idénticas en su forma y sonido y poseen diferente significación se denominan HOMÓNIMOS.
Ejemplos: coma (verbo comer)/coma (signo de puntuación); amo (patrón, señor)/amo (verbo amar); vela (verbo velar)/vela (de parafina)/vela (tela del barco); entre (verbo entrar)/entre (preposición); haya (árbol)/haya (verbo haber); estrecho (angosto)/estrecho (verbo estrechar)/estrecho (accidente geográfico); piso (verbo pisar)/piso (suelo); vino (bebida alcohólica)/vino (verbo venir).

sábado, 15 de agosto de 2009

ADJETIVO


El ADJETIVO es la clase de palabra que acompaña al sustantivo o nombre para determinarlo o calificarlo; expresa las características propias del sustantivo:
libro verde - libro pequeño - libro viejoEstos adjetivos que acompañan al sustantivo libro cumplen la función de especificar alguna de sus características y se dice que lo determinan, pues al añadir un adjetivo, ya no se habla de cualquier libro, sino precisamente de uno verde, de uno pequeño o de uno viejo.
El adjetivo puede aparecer antes o después del sustantivo al que acompaña:
pequeño río - río pequeño
amable
gente - gente amable.
ANÁLISIS SINTÁCTICO: LA FUNCIÓN EN LA ORACIÓN
.El ADJETIVO es el MODIFICADOR DIRECTO del sustantivo:
El hombre salvaje atacaba sorpresivamente.Además, toda palabra que modifique directamente al sustantivo, se convierte en adjetivo:
Jorge cantó así (“así” es un adverbio de modo, un circunstancial, y no modifica directamente al sustantivo).
Hombres así progresan (“así” se convierte en adjetivo al modificar directamente al sustantivo).
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Funciones del ADJETIVO:
· Modificador directo del sustantivo: El extraño viajero llegó caminando.· Predicado: Tranquila, la ciudad.· Predicativo: La calle estaba húmeda.
Ser modificador directo del sustantivo es la función privativa del adjetivo, ya que sólo él puede cumplirla. Toda aquella palabra que modifique directamente al sustantivo, se convierte automáticamente en adjetivo.
El adjetivo también puede tener modificadores:
- Adverbios: Día muy tranquilo.- Complemento: El explorador, cansado por su viaje, detuvo su marcha (el complemento está encabezado por una preposición y lo modifica indirectamente).
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ANÁLISIS MORFOLÓGICO: ACCIDENTES GRAMATICALES
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El ADJETIVO posee género y número, y como es una palabra que depende del sustantivo, su terminación se acomodará a él.
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I. GÉNERO
En la lengua española, hay adjetivos de una forma y adjetivos de dos formas.
- Si el sustantivo es masculino, el adjetivo será masculino:
ruido áspero - impulso simultáneo - teléfono roto- Si el sustantivo es femenino, el adjetivo será femenino:
casa inmensa - agua oscura - moneda blanca
. En cambio decimos:
carácter alegre - Belleza alegre
oro fugaz - pena fugazbalde brillante - joya brillante
Los adjetivos alegre, fugaz y brillante no varían su terminación aunque el sustantivo sea femenino o masculino. A esta terminación se la llama INDIFERENTE.
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- Adjetivos de dos formas (dos terminaciones): son los terminados en –o, -an, -in, -on, -or.alta/alto - galán/galana - saltarín/saltarina
socarrón/socarrona - andador/andadora - jugador/jugadora
- Adjetivos de una forma
(una terminación): tanto para el masculino como para el femenino, terminan en vocal que no sean –o, -a y consonantes.
verde - genial - increíble - medieval - singular - audaz - capaz - turquí - grande
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Excepciones:
- Los gentilicios que terminan en consonante pero tienen dos terminaciones, ya sea para el masculino, como para el femenino:
francés/francesa - español/española - alemán/alemana
- Los derivados de –ete, -ote:
regordete/regordeta - grandote/grandota
.I. NÚMERO
La variación numérica se divide en plural y singular:
playa ancha - playas anchas
cielo puro - cielos puros
ola azul - olas azules
ave rapaz - aves rapaces

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ANÁLISIS SEMÁNTICO: CLASIFICACIÓN SEGÚN SU SIGNIFICADO
.Semánticamente hablando, los adjetivos pueden ser DESCRIPTIVOS (o connotativos) y NO DESCRIPTIVOS (o no connotativos).
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I. DESCRIPTIVOS
Tienen contenido, señalan alguna cualidad de los sustantivos a los que se refieren:
día hermoso - naranjas frescasPueden clasificarse a su vez en CALIFICATIVOS y NUMERALES:
I.1. CALIFICATIVOS
Expresan una cualidad, una nota que se agrega al sustantivo. Se los denomina también ESPECIFICATIVOS.
Aire fresco - día calurosoDentro de los Calificativos encontramos los adjetivos EPÍTETOS, que son los que añaden una cualidad inherente al sustantivo, que ya está contenida en él.
Nieve blanca - sangre roja - carbón negro
I.2. NUMERALES
Indican número, cantidad, orden, producto. Pueden ser:
- Cardinales: indican cantidad exacta (uno, dos, tres, cuatro...)
- Ordinales: indican orden (primero, segundo, tercero, cuarto...)
- Múltiplos: indican producto (doble, triple, cuádruple...)
- Partitivos: indican división (medio, cuarto, octavo...)
- Distributivos: cada uno, cada día
.II. NO DESCRIPTIVOS
No expresan ninguna característica del objeto al que se refieren. Son formas casi vacías de significado (esto, ese, aquel...)
Se clasifican en:
II.1. GENTILICIOSIndican barrio, ciudad, región, país, continente, planeta o satélite de origen.
Calle porteña - escritores rafaelinos - Región chaqueña - hombre asiático - Aparato lunar - vida terrestre - Nave marciana -mujer argentina
II.2. PRONOMINALES
- Demostrativos:
Marcan una distancia espacial o temporal entre la persona que habla y la persona u objeto del que se habla: este, ese, aquel, estos, esos, aquellos (y sus formas femeninas).
- Posesivos: mío, tuyo, suyo, nuestro, vuestro (y sus formas femeninas y plurales). Pueden tener formas apocopadas: mi, tu, su (y sus plurales).
- Indefinidos: acompañan al sustantivo para distinguirlo de otro y le dan un sentido de impresición, de inexactitud. La mayoría expresan una idea de cantidad indeterminada:
otra película; Todos los individuos exhiben su locura; Cierta persona me dijo que te casaste; Cada día que pasa su salud mejora; Algunos amigos creen en la reencarnación; Ninguna mariposa sobrevivió.
Algunos indefinidos presentan formas apocopadas: Ningún invitado llegó; Algún zorro estuvo por aquí; No es cualquier gente.

SUSTANTIVO

El NOMBRE o SUSTANTIVO es la clase de palabra que se emplea para designar todos los seres vivos, objetos y entidades: personas, animales, cosas, sentimientos, valores y estados, sean de existencia real o imaginaria.
hombre – mujer – Juan – María – niño
ratón – tigre – monstruo – dragón – caballo
mesa – tierra – silla – tiza – aula – banco
pobreza – cielo – fantasía – hombre – esperanza – vanidad – frío – calor

Otras clases de palabras (adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones, conjunciones) pueden sustantivarse; es decir, sin ser sustantivos, pueden usarse como tales. El procedimiento más común para sustantivar una palabra es mediante el empleo de un artículo:
Adjetivos: Los argentinos perdieron el partido.
Verbos (se sustantivan las formas infinitivas): El cantar de los pájaros.
Adverbios: Me importan el aquí y el ahora.
Preposiciones: María siempre me llevó la contra.
Conjunciones: José le pone peros a todas las películas que ve.
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Criterios de análisis
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Se puede abordar el estudio del sustantivo —como el de cualquier clase de palabra— a partir de tres criterios de análisis:
1. Análisis sintáctico: se ocupa de las relaciones o funciones de la palabra en la oración.
2. Análisis morfológico: se ocupa de la estructura interna de las palabras, de los signos mínimos de significación que la componen (morfemas).
3. Análisis semántico: se ocupa de los significados de la palabra.
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ANÁLISIS SINTÁCTICO: LA FUNCIÓN EN LA ORACIÓN.La función fundamental del SUSTANTIVO en la oración es ser el núcleo del sujeto.
El piloto sacó una botella de ginebra de una bolsa.
Pero el sustantivo también puede desempeñar otras funciones dentro de la oración:
Predicado: Juego de mano, juego de villanos.
Predicativo: Su preocupación era el país.
Objeto directo: Entregó el mensaje.
Objeto indirecto: Entregó el mensaje a un amigo.
Circunstancial: El extraño viajero llegó en un coche.
Modificador (complemento) de sustantivo: El padre de Natalia la quería mucho.
Modificador (complemento) de adverbio: Alberto vive lejos de casa.
Complemento agente: El auto fue chocado por el chofer.

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De todas las funciones antes descriptas, algunas son privativas (sólo el sustantivo puede cumplirlas): objeto directo, objeto indirecto, complemento agente.
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ANÁLISIS MORFOLÓGICO: ACCIDENTES GRAMATICALES
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Basándose exclusivamente en su forma, podemos definir al SUSTANTIVO como una clase de palabra variable, que presenta desinencias para indicar accidentes gramaticales de género (masculino y femenino) y número (singular y plural), y para formar aumentativos, diminutivos y despectivos.
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I. GÉNERO
En nuestro idioma, los sustantivos sólo pueden ser femeninos o masculinos. No existe para nosotros el género neutro para esta clase de palabras.
La correlación entre el género de un sustantivo (desinencia en masculino o femenino) y el contenido semántico de dicho sustantivo (significación asociada generalmente a la diferencia de sexos) puede ser clara en los casos de sustantivos que designan personas o animales, pero es casi siempre problemática y arbitraria en el caso en que se designen cosas.
Mi vecina piensa viajar a España. (Fem.)
Llegaron los abogados que contraté. (Masc.)
Las leonas cuidan mucho a sus cachorros. (Fem.)
El oso polar es de color blanco. (Masc.)

Pero los sustantivos que se refieren a cosas también tienen género —masculino o femenino— aunque éste no responda a ninguna distinción sexual. Se trata de palabras que adoptaron un género determinado desde los orígenes de la lengua española.
El mes entrante visitaremos la ciudad. (Masc.)
La luz de la pantalla me molesta. (Fem.)

Así, no hay razón valedera para que nariz pertenezca al género femenino. El hecho de que un determinado sustantivo que designa objeto o cosa sea de género masculino o femenino, obedece, en términos generales, a la influencia del género al que dicho sustantivo pertenecía en la lengua madre. Nariz deriva del sustantivo femenino latino nasus.
En términos generales se considera que la presencia de la terminación –o es característica de los sustantivos masculinos y la terminación –a de los femeninos.
Esta regla es válida para algunos casos, pero es necesario hacer un buen número de salvedades:
a. Sustantivos de género común: hay un buen número de sustantivos terminados en –a o en –o que pueden ser, según lo requiera el contexto, masculinos como femeninos. A estos sustantivos se los denomina de género común porque pueden ser tanto masculinos como femeninos. Ej.: el pianista / la pianista; el testigo / la testigo; el colega / la colega).b. Existe una buena cantidad de sustantivos masculinos terminados en –a (generalmente de origen griego). Ej.: mapa, sistema, esquema, drama, tema, problema, enigma. Además de otros que determinan oficios de varón. Ej.: poeta, cura.c. De la misma manera existen palabras femeninas terminadas en –o. Ej.: mano. Está el caso de los sustantivos femeninos abreviados que mantienen el género a pesar de terminar en –o. Ej.: moto (de motocicleta), foto (de fotografía), polio (de poliomielitis).
d. Sustantivos epicenos
: también existen numerosos sustantivos femeninos terminados en –a que no designan específicamente mujer o hembra, sino que pueden referirse tanto a machos como a hembras, a varones como a mujeres. Ej.: la víctima designa tanto al hombre como a la mujer; la rana puede ser tanto macho como hembra. Pertenecen a este tipo de sustantivo también todos aquellos masculinos que designen tanto a hombre como a mujer, macho o hembra. Ej.: el gorila, el cuervo, el topo, el Hombre (ser humano).Lo importante es no confundir los sustantivos epicenos con los de género común: los epicenos tienen un único género gramatical, o son femeninos o son masculinos, siempre y sin vacilaciones; los de género común pueden llevar los dos géneros, unas veces masculinos y otras femeninos según el contexto.
La terminación –e es característica de masculinos en algunos casos (monje, traje), de femenino en otros (liebre, fiebre) y también de ambos (el / la paciente; el / la vidente).Existe además un grupo de sustantivos de género ambiguo, puesto que pueden ser indistintamente masculinos o femeninos, y la elección de uno u otro es totalmente caprichosa, según el uso de preferencia del hablante o de la comunidad hablante.
Alguno de ellos son: aneurisma, apóstrofe, azúcar, canal, centinela, dote, énfasis, esfinge, lente, hojaldre, mar, tilde, etc.
Es importante destacar que la elección del género de este tipo de sustantivos es a voluntad del hablante, y una vez elegido se debe mantener el mismo para los adjetivos (ley de concordancia). Ej: El azúcar amargo o La azúcar amarga.Por último, existe un grupo de sustantivos que posen ambos géneros, pero en los cuales la diferencia de género significa también una diferencia de significado.
Algunos ejemplos:
El capital de la empresa.
La capital de la provincia..
El cólera produjo muchas muertes.
La cólera es una mala consejera.
El cometa Halley se observó en 1986.
La cometa es remontada por el niño.
El cura dio la misa.
La única cura para el enfermo es el reposo.
El frente de la casa.
La frente arrugada del abuelo.
El orden ahorra mucho tiempo.
Me dio una orden y la tuve que cumplir.
El parte diario de asistencia.
La parte de atrás del auto se quemó.

.II. NÚMERO
El número constituye un sistema coherente que afecta por igual a todos los sustantivos, ya sea que designen a personas o a cosas. El número indica generalmente oposición entre una cosa (singular) y dos o más cosas (plural). Es decir, los sustantivos solo tienen dos números: singular y plural. El primero se refiere a una persona, animal o cosa; carece de una desinencia específica. El plural alude a dos o más entidades y se marca generalmente con los morfemas –s o –es y la terminación cero, según reglas específicas.
Ej.: -s:pera / peras; calle / calles; patio / patios; estudiante / estudiantes; banco / bancos.
café / cafés; té / tés; pie / pies; chimpancé / chimpancés; papá / papás; sofá / sofás
-escomedor / comedores; reloj / relojes; túnel /túneles; control / controles; álbum / álbumes
juez / jueces; pez / peces; paz / paces; nuez / nueces
frac / fraques; coñac / coñaques
ley / leyes; convoy / convoyes; rey / reyes; buey / bueyes
jacarandá / jacarandaes; maní / maníes; menú / menús; champú / champúes
terminación cero (palabras polisílabas terminadas en –s o en –x no agregan ninguna terminación para formar el plural.
atlas – tórax – virus – síntesis – crisis – génesis – artritis – otitis – lunes – tesis – análisis – tocadiscos - énfasis
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III. AUMENTATIVOS, DIMINUTIVOS, DESPECTIVOS
Los sustantivos pueden flexionarse para indicar aumento o disminución en el significado, así como para expresar burla o desprecio:
a. Aumentativos: las desinencias más comunes son –on, - ona, -azo, -aza, -ote, -ota.Hombre / hombrón; casa / casona; perro / perrazo; comida / comidaza; libro / librote; cuchara / cucharota.
b. Diminutivos: las desinencias más comunes son –ito, -ita, -illa, -ico, -ica, -in, -ita, -cito, -cita.Dibujo / dibujito; guitarra / guitarrita; flor / florecilla; zapato / zapatico; galleta / galletica; niño / niñín; mano / manita; hombre / hombrecito; mujer / mujercita.c. Despectivos: algunas de las desinencias más comunes son –uza, -aco, -zuelo, -zuela, -ucho, -ucha; -illo, -illa.Gente / gentuza; libro / libraco; escritor / escritorzuelo; mujer / mujerzuela; papel / papelucho; revista / revistucha; hombre / hombrecillo; página / paginilla.
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ANÁLISIS SEMÁNTICO: CLASIFICACIÓN SEGÚN SU SIGNIFICADO
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Los sustantivos pueden clasificarse por su significado en dos grandes grupos:
1. Comunes (o descriptivos o connotativos)
2. Propios (o no descriptivos o no connotativos)
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I. COMUNES
Los sustantivos comunes aluden a cualidades del objeto al que se refieren. Lo describen, señalan sus carácterísticas.
Ej.: ciudad, iglesia, emperador, silla, pared, colegio, árbol
Los sustantivos comunes pueden clasificarse en:
a. Concretos / abstractos
b. Individuales / colectivos
c. Contables / no contables
d. Animados / inanimados

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a. Concretos: señalan objetos y seres que tienen existencia independiente en la realidad:
Ej.: cielo, mar, banco, balcón, silla, mesa, lápiz
Abstractos: son los que designan ideas no concretas que se refieren a procesos, fenómenos, conceptos, valores, sentimientos, estados.
Ej.: bondad, simpatía, cordialidad, calidez, alegría, amistad, desarrollo, maldad, sabiduría, rigor, pensamiento, optimismo, vitalidad, blancura
De algunos sustantivos concretos se derivan sustantivos abstractos:
Amigo - amistad
Niño - niñez
Madre - maternidad
Pescador - pesca
Padre - paternidad
Pariente - parentesco

También se pueden derivar sustantivos abstractos de adjetivos:
Lúcido - lucidez
Rico - riqueza
Feliz - felicidad
Atroz - atrocidad
Pasivo - pasividad
Sencillo - sencillez
Fuerte - fortaleza
Pobre - pobreza

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b. Individuales: indican unidad, un solo objeto:
Ej.: casa, árbol, soldado
Colectivos: dan idea de conjunto, pluralidad, aun cuando se usen en singular. Generalmente derivan de un individual:
Hormiguero (hormiga)
Cardumen (pez)
Jauría (perro)
Semillero (semilla)
Alameda (álamo)
Caserío (casa)
Piara (cerdo)
Enjambre (abeja)
Ejército (soldado)
Rosal (rosa)

Algunos períodos también se designan con sustantivos colectivos:
Bienio (2 años)
Trienio (3 años)
Cuatrienio (4 años)
Quinquenio (5 años)
Decenio (10 años)
Siglo (100 años)
Milenio (mil años)

También: dúo (conjunto de dos voces o instrumentos)
Trío (conjunto de tres voces o instrumentos)
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c. Contables:
nombran cosas que se pueden contar:
Ej.: cuchara, dedos, diarios
No contables: no se pueden contar:
Ej.: sangre, humo, calor, agua.d. Animados: con vida.
Ej.: pájaro, hombre, león
Inanimados: sin vida.
Ej.: farol, silla
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II. PROPIOSLos sustantivos propios designan el nombre particular de personas, ciudades, montañas, ríos, países, etc. Siempre se escriben con mayúsculas.
Ej.: Mario - Amazonas - Buenos Aires - Hilda - Canadá - Venus - Rafaela - Argentina
Dentro de esta categoría tenemos a los sustantivos patronímicos, que son los apellidos derivados de los nombres de los padres en la Edad Media:
Rodríguez: Rodrigo + ez
López: Lope + ez
Fernández: Fernando + ez
Domínguez: Domingo + ez
González: Gonzalo + ez
Martínez: Martín + ez

A menudo, el hijo formaba su apellido con el nombre de pila de su padre.
El Cid se llamaba Rodrigo Díaz porque era hijo de Diego Lainez.

miércoles, 12 de agosto de 2009

GIECO, León: En el país de la libertad

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Búsquenme donde se esconde el sol,
donde exista una canción.
Búsquenme a orillas del mar
besando la espuma y la sal.
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Búsquenme, me encontrarán
en el país de la libertad.
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Búsquenme donde se detiene el viento
donde haya paz o no exista el tiempo,
donde el sol seca las lágrimas
de las nubes en la mañana.
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Búsquenme, me encontrarán
en el país de la libertad.

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León Gieco
(Argentina, 1951)
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martes, 11 de agosto de 2009

PIGLIA, Ricardo: La honda

No me dejo engañar por los chicos. Sé que mienten, que siempre están poniendo cara de inocentes y por atrás se ríen de todo el mundo.
Lo que pasó ese día fue que ellos no imaginaban que mi patrón y yo habíamos decidido trabajar, a pesar del domingo.
Por eso cruzamos el camino de tierra hacia el depósi­to del fondo.
Me acuerdo que por la calle andaba un coche de propaganda con los altoparlantes en el techo; y que yo escuché la música hasta que doblamos y el paredón apa­gó el ruido, de golpe.
Entonces el viento nos arrimó las voces y las risas. Cuando los descubrimos se acurrucaron, tratando de disimularse entre los fierros, pero ya era tarde.
Ninguno de los cuatro pasaba de los doce años. Se metían a robar pedazos de plomo para tirarlos con la honda.
Dijeron que estaban allí porque Nacho les aseguró que era amigo del patrón y que el patrón le daba per­miso para juntar el plomo entre los desechos.
Mi patrón les quitó las hondas que les colgaban del cuello v las tiró al foso de cemento en el que antes, cuan­do el taller estaba allí y no sobre la avenida, engrasaban los coches desde abajo.
Los pibes empezaron a barrer, como les ordenó el patrón en escarmiento.
Mientras barrían les preguntó si sabían leer. Los cuatro sabían y los cuatro habían leído el cartel:
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PROHIBIDA LA ENTRADA
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Pero se metieron por culpa de Nacho que les dijo, repitieron, que era amigo del patrón.
Nacho, flaco y morocho, barría en silencio.
Teníamos que desarmar unas puertas de chapa para poder arreglar el techo del galpón de lavado. El más alto de los cuatro chicos me ayudaba por orden del pa­trón. Trabajaba concentrado y me trataba de “señor”.
Ablandamos los clavos y los arrancamos con la ba­rreta “cocodrilo”. Después sacamos las chapas y las amon­tonamos en un costado. Cortamos los tirantes, dos lar­gos y dos cortos, y empezamos a preparar el soporte.
Trabajamos la madera al borde del foso para poder serruchar hacia abajo sin peligro de tocar el suelo y mellar el serrucho. El pibe sostenía fuerte el tirante y me miraba de reojo.
Al rato pareció animarse y me dijo, muy serio:
—¿Señor, me deja agarrar la honda?
—Yo no tengo nada que ver. Si fuera por mí estaríamos durmiendo la siesta. Preguntale al patrón, si él te la da —le contesté.
Siguió ayudando, serio y concentrado. Daba risa con su cara de preocupación. Parecía el jefe de la barra y de vez en cuando miraba a los otros, como para tran­quilizarlos.
Seguimos trabajando bajo el sol. Armamos el sopor­te y nos pusimos a clavar las chapas. Cada tanto levan­taba la cabeza y me miraba sin hablar, serio, con la frente brillante de sudor. Me molestaba ese modo que tenía de mirarme, como si yo tuviera la culpa y él me exigiera la honda trenzada, de horqueta de palo, que veíamos abajo, en el antiguo foso de engrase.
Por fin le dije:
—Cuando tire el martillo bajás a buscarlo y agarrás la honda.
Sonrió y siguió sosteniendo el tirante sobre el que yo martillaba cansado.
El martillo golpeó contra el piso con un ruido sordo.
—Che, pibe, bajá a buscar el martillo —le grité.
Bajó corriendo la escalera manchada por el sol. Des­de arriba parecía muy fuerte. Se le veían los hombros y la cabeza despeinada.
Me pareció que el patrón había dejado de trabajar.
El chico se agachó buscando la honda.
Esperé que se la guardara, apurado, entre la camisa y el pecho; entonces me di vuelta y le grité a mi patrón:
—Patrón, el chico se escondió la honda en la camisa.
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Ricardo Piglia
(Adrogué, Buenos Aires, 1941)
(de La invasión, 1967)