jueves, 12 de diciembre de 2013

CUERVO BARRERO, ALFREDO: Queda prohibido


El poema que se titula “Queda prohibido” que circula por la red y es atribuido a Pablo Neruda, no pertenece al gran poeta chileno sino al español Alfredo Cuervo Barrero.

El mismo autor se encargó de hacerlo saber en la red:

“Como prueba de mi autoría aquí les envío los siguientes puntos.
1º) El poema "Queda Prohibido" está inscrito en el registro de Propiedad Intelectual de Vizcaya a nombre de Alfredo Cuervo Barrero. Número de inscripción BI -13- 03.
2º) La fundación Pablo Neruda de Chile ha negado que este poema pertenezca al poeta, puede corroborarlo enviándoles un E-Mail en su página Web.
3º) "Queda Prohibido" fue publicado por primera vez en Internet el 23 de Julio de 2001 en la página deusto.com. Es un poco extraño que siendo un poema “tan hermoso de Pablo Neruda”, como se ha comentado en ciertas páginas, no haya ni una sola Web con el poema publicado antes de dicha fecha.
De todas formas la poesía que circula en dichas páginas no es la original, sino una copia amputada de la misma”.

A continuación le ofrecemos el poema completo y en versión original:

Queda prohibido

¿Qué es lo verdaderamente importante?,
busco en mi interior la respuesta,
y me es tan difícil de encontrar.

Falsas ideas invaden mi mente,
acostumbrada a enmascarar lo que no entiende,
aturdida en un mundo de irreales ilusiones,
donde la vanidad, el miedo, la riqueza,
la violencia, el odio, la indiferencia,
se convierten en adorados héroes,
¡no me extraña que exista tanta confusión,
tanta lejanía de todo, tanta desilusión!.

Me preguntas cómo se puede ser feliz,
cómo entre tanta mentira puede uno convivir,
cada cual es quien se tiene que responder,
aunque para mí, aquí, ahora y para siempre:

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarme un día sin saber qué hacer,
tener miedo a mis recuerdos,
sentirme solo alguna vez.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quiero,
abandonarlo todo por tener miedo,
no convertir en realidad mis sueños.

Queda prohibido no demostrarte mi amor,
hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,
inventarme cosas que nunca ocurrieron,
recordarte sólo cuando no te tengo.

Queda prohibido dejar a mis amigos,
no intentar comprender lo que vivimos,
llamarles sólo cuando los necesito,
no ver que también nosotros somos distintos.

Queda prohibido no ser yo ante la gente,
fingir ante las personas que no me importan,
hacerme el gracioso con tal de que me recuerden,
olvidar a todos aquellos que me quieren.

Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo,
no creer en mi dios y hallar mi destino,
tener miedo a la vida y a sus castigos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echarte de menos sin alegrarme,
odiar los momentos que me hicieron quererte,
todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse,
olvidar nuestro pasado y pagarlo con nuestro presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,
sentir que con su falta el mundo se termina.

Queda prohibido no crear mi historia,
dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida,
no tener un momento para la gente que me necesita,
no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo quita. 

(España, 1980)

viernes, 18 de octubre de 2013

lunes, 26 de agosto de 2013

MISERIA


Cuentan que había un hombre que se llamaba Miseria y era herrero.
Ya cansado de la pobreza, porque no tenía para dar de comer a sus hijos, resolvió entregarle su alma al diablo por tres bolsas de plata.
En el plazo de un año debía venir el diablo a llevarlo.
Un día se le presenta un viejito andrajoso en un caballo flaco y sin herradura.
El herrero le dio hospedaje, la mujer lo remendó y lo lavó, y le colocaron herraduras al caballo. Cuando el viejito se quiso ir le dijo al herrero:
-¿Con qué te pagaré el favor que me haz hecho?
-No es nada.
-Bueno , te daré tres dones: el que se siente en esta silla, no se parará hasta que le ordenes. El que entre en la bolsa, no saldrá hasta que se lo ordenes, y el que suba a esta planta de nogal, no bajará hasta que se lo ordenes.
Se despidió el viejito y se fue; este había sito tata Dios.
Cuando se cumplió el plazo, vino un diablo a buscarlo y el herrero le dijo:
-Espere que termine de hacer la herradura, siéntese en esa silla.
Cuando terminó de hacerla le dijo al diablo:
-Vamos.
Y como el diablo no se podía levantar, se quedó sentado.
Al rato le dijo el diablo al herrero que si lo dejaba levantar le perdonaría la vida un año más . El herrero le ordenó que se levante y el diablo se fue.
Cuando se cumplió un año vinieron tres diablos a llevarlo y el hombre les dijo:
-Esperen que termine de hacer esta herradura, suban al nogal a comer nueces.
Se subieron los diablos a nogal, y no se podían bajar. Desesperados, dijeron al herrero que le perdonarían un año más de vida si los dejaba bajar.
El herrero les ordenó a los diablos que bajaran y se fueron.
Al año siguiente vinieron cincuenta diablos en mula a buscarlo. El herrero les dijo:
-Voy a ir, pero antes entrarán todos en esta bolsa.
Los diablos se metieron y el herrero los agarró a palos.
Los diablos le pidieron que los dejara salir, que le iban a perdonar la vida si los sacaba de dentro de la bolsa. El herrero les ordenó que salieran y se fueron.
Cuando Miseria murió, Dios no lo dejó entrar al Cielo, pues había vendido su alma al diablo.
Bajó al Purgatorio y tampoco lo recibieron, entonces bajó con el palo al infierno.
Salieron los diablos a recibirlo y lo vieron a Don Miseria con el palo en la mano, se asustaron y corrieron a cerrar las puertas del infierno.
Se volvió a Dios Don Miseria y le dijo que los diablos no querían recibirlo. Así fue que Dios lo mandó a que ande penando por este mundo y es por eso que la miseria no se acaba.

Fuente: Alda Agüero de Agüero. La Carrera (Catamarca). En Cuentos folklóricos de la Argentina. 1ª serie. Introducción, clasificación y notas de Susana Chertudi. Buenos Aires, Instituto de Filología y Folklore, 1960.

jueves, 22 de agosto de 2013

PREPOSICIONES



Vale aclarar que la lista tradicional de preposiciones del idioma español es:

a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre,
hacia, hasta, para, por, según, sin, so, sobre, tras

La lista oficial de la RAE y ASALE para el español actual es: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, durante, en, entre, hacia, hasta, mediante, para, por, según, sin, so, sobre, tras, versus y vía.

sábado, 27 de julio de 2013

ECO, Humberto: ¿De qué sirve el profesor?

Caricatura: Kovensky


¿En el alud de artículos sobre el matonismo en la escuela he leído un episodio que, dentro de la esfera de la violencia, no definiría precisamente al máximo de la impertinencia... pero que se trata, sin embargo, de una impertinencia significativa. Relataba que un estudiante, para provocar a un profesor, le había dicho: "Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?"
El estudiante decía una verdad a medias, que, entre otros, los mismos profesores dicen desde hace por lo menos veinte años, y es que antes la escuela debía transmitir por cierto formación pero sobre todo nociones, desde las tablas en la primaria, cuál era la capital de Madagascar en la escuela media hasta los hechos de la guerra de los treinta años en la secundaria. Con la aparición, no digo de Internet, sino de la televisión e incluso de la radio, y hasta con la del cine, gran parte de estas nociones empezaron a ser absorbidas por los niños en la esfera de la vida extraescolar.
De pequeño, mi padre no sabía que Hiroshima quedaba en Japón, que existía Guadalcanal, tenía una idea imprecisa de Dresde y sólo sabía de la India lo que había leído en Salgari. Yo, que soy de la época de la guerra, aprendí esas cosas de la radio y las noticias cotidianas, mientras que mis hijos han visto en la televisión los fiordos noruegos, el desierto de Gobi, cómo las abejas polinizan las flores, cómo era un Tyrannosaurus rex y finalmente un niño de hoy lo sabe todo sobre el ozono, sobre los koalas, sobre Irak y sobre Afganistán. Tal vez, un niño de hoy no sepa qué son exactamente las células madre, pero las ha escuchado nombrar, mientras que en mi época de eso no hablaba siquiera la profesora de ciencias naturales. Entonces, ¿de qué sirven hoy los profesores?
He dicho que el estudiante dijo una verdad a medias, porque ante todo un docente, además de informar, debe formar. Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que se transmitan datos y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que viene de afuera. Es cierto que lo que ocurre en Irak lo dice la televisión, pero por qué algo ocurre siempre ahí, desde la época de la civilización mesopotámica, y no en Groenlandia, es algo que sólo lo puede decir la escuela. Y si alguien objetase que a veces también hay personas autorizadas en Porta a Porta (programa televisivo italiano de análisis de temas de actualidad), es la escuela quien debe discutir Porta a Porta. Los medios de difusión masivos informan sobre muchas cosas y también transmiten valores, pero la escuela debe saber discutir la manera en la que los transmiten, y evaluar el tono y la fuerza de argumentación de lo que aparecen en diarios, revistas y televisión. Y además, hace falta verificar la información que transmiten los medios: por ejemplo, ¿quién sino un docente puede corregir la pronunciación errónea del inglés que cada uno cree haber aprendido de la televisión?
Pero el estudiante no le estaba diciendo al profesor que ya no lo necesitaba porque ahora existían la radio y la televisión para decirle dónde está Tombuctú o lo que se discute sobre la fusión fría, es decir, no le estaba diciendo que su rol era cuestionado por discursos aislados, que circulan de manera casual y desordenado cada día en diversos medios –que sepamos mucho sobre Irak y poco sobre Siria depende de la buena o mala voluntad de Bush. El estudiante estaba diciéndole que hoy existe Internet, la Gran Madre de todas las enciclopedias, donde se puede encontrar Siria, la fusión fría, la guerra de los treinta años y la discusión infinita sobre el más alto de los números impares. Le estaba diciendo que la información que Internet pone a su disposición es inmensamente más amplia e incluso más profunda que aquella de la que dispone el profesor. Y omitía un punto importante: que Internet le dice "casi todo", salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información.
Almacenar nueva información, cuando se tiene buena memoria, es algo de lo que todo el mundo es capaz. Pero decidir qué es lo que vale la pena recordar y qué no es un arte sutil. Esa es la diferencia entre los que han cursado estudios regularmente (aunque sea mal) y los autodidactas (aunque sean geniales).
El problema dramático es que por cierto a veces ni siquiera el profesor sabe enseñar el arte de la selección, al menos no en cada capítulo del saber. Pero por lo menos sabe que debería saberlo, y si no sabe dar instrucciones precisas sobre cómo seleccionar, por lo menos puede ofrecerse como ejemplo, mostrando a alguien que se esfuerza por comparar y juzgar cada vez todo aquello que Internet pone a su disposición. Y también puede poner cotidianamente en escena el intento de reorganizar sistemáticamente lo que Internet le transmite en orden alfabético, diciendo que existen Tamerlán y monocotiledóneas pero no la relación sistemática entre estas dos nociones.
El sentido de esa relación sólo puede ofrecerlo la escuela, y si no sabe cómo tendrá que equiparse para hacerlo. Si no es así, las tres I de Internet, Inglés e Instrucción seguirán siendo solamente la primera parte de un rebuzno de asno que no asciende al cielo.

(Traducción: Mirta Rosenberg) La Nacion/L’Espresso (Distributed by The New York Times Syndicate)

jueves, 25 de julio de 2013

MUERE LENTAMENTE, de Martha Medeiros




Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.

Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú.

Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.

Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en si mismo.

Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.

Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar.

Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.

(Brasil, 1961)

Este poema, mal atribuido en internet a Pablo Neruda, pertenece a la escritora y periodista brasileña Martha Medeiros. Y no es el único texto que se le atribuye (voluntaria o involuntariamente) al poeta chileno. Y tampoco Neruda es el único escritor famoso a quien se lo pretende autor de textos cuyos autores son desconocidos o poco conocidos, como una manera de “asegurar” su lectura al poner como autor a un escritor consagrado.
La propia escritora brasileña, autora de varios libros y cronista del diario Zero Hora, de Porto Alegre, se puso en contacto con la Fundación Neruda para esclarecer el tema de la autoría de dicho texto y la Fundación ha debido salir a aclarar la confusión y confirmó que, efectivamente, el poema en cuestión no es de autoría de Pablo Neruda.
El poema "A Morte Devagar" fue publicado en su idioma original el 1° de noviembre de 2000, víspera del Día de Difuntos, en el periódico con el que colabora Medeiros y forma parte de su libro "Non-Stop, Crônicas do Cotidiano".
Ante la enorme dificultad de que estas “confusiones” sean evitadas en internet, manifiesta Medeiros que supo afrontar este contratiempo en el “humor suficiente como para reírse de todo eso”.
Quizás el origen de esta confusión comenzó en Italia, cuando el político italiano Clemente Mastella, líder de la Unión de Demócratas para Europa, leyó en el Senado el poema "Muere lentamente" al votar en contra de la moción de confianza solicitada por el entonces primer ministro Romano Prodi. Mastella demostró qué fácil es caer en este tipo de trampas y hacerse eco de algo que ronda por Internet, sin detenerse a comprobar autorías. 
Valga esta aclaración para no creer que todo lo que se encuentra en internet es “una verdad inapelable”.

SF

viernes, 17 de mayo de 2013

JAJAJA: LA SONRISA EN TIEMPOS DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS




La comunicación interpersonal cara a cara (o voz a voz) es cada vez menos frecuente en estos nuevos tiempos cibernéticos. Correos electrónicos, facebook, twitter y otras yerbas provocan algunas dudas cuando los principales elementos de la comunicación humana se encuentran ausentes: los gestos, la mirada, la posición corporal, la distancia, el tono de voz e, incluso, el silencio.
Así, una amiga le responde a otra por sms “TKM” luego de haber recibido un mensaje en el que le decía que no podía salir con ella esa noche. Ese tekieromucho ¿habrá sido sincero o irónico? ¿Qué palabras o pensamientos omitió escribir la amiga en ese escueto mensaje? ¿O habrá querido decir tekieromatar? ¿Lo habrá escrito con bronca o con un poco de comprensión? Años atrás esa misma invitación/respuesta hubiese sido cara a cara o vía telefónica y todos estos interrogantes, seguramente, no hubiesen sido necesarios.
Y entre los gestos más expresivos del ser humano se encuentra la sonrisa (o, un poco más efusiva, la risa).
A falta del elemento acústico, en la historieta, desde su origen, los sonidos han sido representados mediante elementos lingüísticos: onomatopeyas. Así, el golpe a una puerta se representa con un toc toc, el sonido de un timbre con un ring, un disparo de arma de fuego con un bang o un pum, un vidrio roto con un crash, entre otras. También se utilizan las interjecciones, con las que se expresan sentimientos o emociones súbitos: eh, hola, uf. La sonrisa se representa en una historieta, o en un texto sin imágenes, a través de una interjección: ja (o sus variantes je, ji, jo), que puede repetirse según lo que se quiera expresar. Tiene distintas representaciones lingüísticas según su intensidad: jajaja, jejeje, jijiji, jojojo, etc. La ventaja de las onomatopeyas e interjecciones en la historieta es que siempre van acompañadas por imágenes, que ayudan casi totalmente a su comprensión.
Cabe aclarar que nos referiremos aquí exclusivamente a la escritura en medios tecnológicos de “comunicación instantánea”, rápida, como los tiempos que corren. Porque en un texto formalmente escrito debería separarse la interjección por comas y repetirse: ja, ja, ja, y no todo junto, como se hace para “ahorrar tiempo” y en la comunicación tecnológica no se respetan ni signos de puntuación ni ortográficos ni de estilo.
Pero, ¿qué significado le debemos dar a un jajaja, jaja, ja, jeje, je, jijiji, jojojo, jo cuando lo recibimos escrito como respuesta en nuestro celular, en nuestra compu, o en cualquiera de las nuevas tecnologías en las que no podemos visualizar los gestos de quien emite esos sonidos?
En una comunicación con estas características (ausencia del interlocutor, rostro y cuerpo ocultos, estado de ánimo de uno y otro desconocido, ignorancia del lugar o situación de donde se encuentra el otro, etc.) estas representaciones lingüísticas de nuestro humor (o malhumor) pueden ser interpretadas (y esto es muy subjetivo) de diferentes maneras.
El típico y más común jajaja (inclusive con varios ja más en la serie, si se le quiere reforzar el significado) es la aprobación a un chiste, a una loca ocurrencia, a una frase desopilante. Significa comunicar que algo ha sido gracioso. Sería como decir: “Muy bueno”, “Tenés razón”, “Te pasaste”. Siempre este jajaja (con al menos tres ja) sugiere buen humor de parte de quien lo emite.
—¿Viste cómo se peinó Fulanita? ¡Estaba muy ridícula!
—¡Sí! Jajaja
Pero si le sacamos un ja, la cuestión cambia sustancialmente. Ya no representa una sonrisa/risa espontánea y digna de ser expresada. Un simple jaja (o peor: ja-ja, con o sin guion), comienza a parecer un tanto irónico o una sonrisa acotada o desganada. Conlleva esta escueta expresión de alegría un “aire” de respuesta por compromiso, algo así como “Sí, pero…”.
—¿Viste cómo se peinó Fulanita? ¡Estaba muy ridícula!
—Jaja
Por último, el ja, sencillo y solito (muchas veces acompañado por el signo de exclamación: ¡ja!) es la afirmación de algo que se acaba de decir. Es refrendar lo dicho por otro o por sí mismo. Es manifestar conformidad con lo que uno acaba de decir. Autoconvencimiento.
—Yo me peino como quiero, y al que no le guste, que me lo diga en la cara. ¡Ja!
Además se utilizan, como dijimos, las variantes con las vocales e, i, o, y a cada una también se le puede otorgar un significado diferente, teniendo en cuenta siempre que desconocemos el estado de ánimo del emisor, su situación actual, sus gestos, etc.
Así, jejeje es una risa astuta, de alguien que se sabe o se cree hábil, y acaba de decir o hacer algo de lo que hace alarde.
—Este tipo no sabe con quién se está metiendo… jeje
En jijiji nos encontramos con una risa contenida, disimulada, cómplice e, inclusive, hasta perversa. No es casi utilizada en las nuevas tecnologías, al igual que jojojo, risa socarrona, astuta, burlona.
Pero podemos encontrarnos con otra modalidad de expresar nuestros sentimientos a través de nuestra sonrisa en medios tecnológicos, en este caso, más cercano a una carcajada: ¡Juuaaahhh! Una mezcla de alegría grotesca, fabulosa, desopilante. Es casi un grito. Lo que podríamos llamar “risotada”. ¿Qué es lo que quiere expresar el emisor de semejante “alegría”? Es una manifestación de alegría “sobradora”, como decir “¡Tomá, ahí tenés!”. Podríamos decir que es la más sarcástica de todas las manifestaciones de alegría a las que nos referimos.
SF

O puede pasar todo lo contrario: 

sábado, 13 de abril de 2013

LOS SIGNOS DE APERTURA DE INTERROGACIÓN Y EXCLAMACIÓN EXISTEN

Sí, decir que los signos de apertura de interrogación y exclamación existen tal vez es una obviedad demasiado obvia —valga la redundancia—, pero en los días que corren, conviene recordarlo por muy evidente que parezca. No en vano, desde la publicación de la primeraOrtografía de la lengua española en 1741 tenemos la obligación de usarlos. (Aunque parezca un capricho romántico y estético emplearlos o los mismos signos nos resulten arcaísmos como uebos, que no.)


Por influencia del inglés, comodidad o desconocimiento, los signos de apertura (¿ ¡) pasan de vez en cuando a un segundo plano. Para muchas personas el desuso de estos símbolos parece lógico, pero nada más lejos de la realidad: sin ellos no podríamos preguntar, no podríamos asombrarnos y no podríamos exclamar correctamente. Y aunque parezca una exageración, esta afirmación no es errónea.

Al contrario que la lengua de Shakespeare (u otros idiomas), el castellano, para nuestra desgracia o fortuna, no tiene una forma gramatical evidente e irrefutable de indicar siempre el inicio de una pregunta. Lo mismo ocurre con las oraciones exclamativas —en esta caso también en el caso del inglés—: no hay forma de identificarlas en español y, además, pueden ser iguales a las oraciones enunciativas, imperativas, dubitativas…, que no tienen señal alguna.

Y no vale pensar que con el símbolo de cierre basta porque lo vemos al final de la oración y ya advertimos su entonación. Primero, porque nuestra agudeza visual es limitada; y segundo, porque en preguntas o exclamaciones especialmente largas, ver el signo de cierre cuando empezamos con el enunciado es imposible.

Siendo así, la utilización de los signos de apertura tanto de interrogación como de exclamación se hace imprescindible para una correcta comprensión e interpretación. No seamos holgazanes y utilicemos, al igual que los signos de cierre de interrogación y exclamación, los de apertura.

miércoles, 13 de marzo de 2013

JAIM ETCHEVERRY, GUILLERMO: OPINIÓN EDUCADA


En el interesante diálogo radial, el periodista interroga a un reconocido experto en economía acerca de la situación en un cierto país. La respuesta no se hace esperar: "Discúlpeme, no estoy en condiciones de responder a su inquietud porque no tengo una opinión educada sobre esa cuestión". Esas sencillas palabras descubrían uno de los problemas más graves y, tal vez, menos aparentes que caracterizan a la sociedad actual. Hace ya demasiados años se sostenía que quienes conocían un tema estaban en condiciones de debatir, mientras que aquellos que ignoraban el problema optaban por callar. Como dijera Mark Twain, se pensaba: "Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar toda duda". Esa situación ha cambiado de manera radical en los últimos tiempos.
La sobreexposición a la información a que estamos sometidos consigue crear en nosotros la ilusión de haber adquirido vastos conocimientos. De pronto, nos hemos transformado en expertos en los más diversos campos del quehacer humano. Por ejemplo, quien sintoniza la radio con frecuencia no se sorprende de escuchar a personas que representan el más amplio espectro educativo opinando sin vacilaciones sobre los equilibrios en la balanza de pagos, la mejor manera de enfrentar los cambios en los regímenes de lluvias, la crisis económica en un país del África central, las alternativas para combatir la violencia callejera adoptando las estrategias seguidas en Dublín o evaluando las ventajas e inconvenientes de la clonación humana.
Es decir, todos parecemos dominar las cuestiones más diversas y nos sentimos autorizados a opinar sobre ellas provistos de la certeza que nos da el haber escuchado alguna vez a alguien hablando sobre el tema.
Convertidos en espejo de las opiniones de otros -a menudo carentes también de todo conocimiento, pero imbuidos del singular entusiasmo de hacer conocer su parecer sobre todo- ni siquiera advertimos que carecemos del saber que nos permita fundar los juicios sobre realidades tan complejas como las del mundo actual. El límite entre el conocimiento concreto y la opinión se ha ido borrando con rapidez y esta última, transformada en seudoconocimiento ya digerido, ocupa el lugar que antes se destinaba al saber. Estamos hechos cada vez más de pareceres que de saberes. Esas opiniones que nos construyen pertenecen, además, a otros y no resultan del análisis de nuestros propios saberes.
De allí que haya resonado tan significativa la respuesta del economista del relato que, a pesar de ser conocedor del tema planteado, no consideró que su opinión estaba lo suficientemente educada como para ser emitida en público. Por respeto al otro, descubrió su humildad frente al saber ausente. Tal vez debamos hacer un esfuerzo para recuperar ese respeto al conocimiento que se traduce en admitir que es posible que sobre ciertas cuestiones carezcamos de argumentos valiosos para aportar a la discusión. Reconocer que antes de considerar como saber las opiniones de los demás es preciso realizar el esfuerzo de aprender por nosotros mismos.
Eso nos permitirá, además, discriminar la información que nos indigesta y que, no pocas veces, es solo opinión interesada y poco educada sobre la realidad. Por eso, en este mundo tan complejo, en el que las relaciones entre las personas y los hechos son tan sutiles, resulta esencial proponernos hacer el esfuerzo imprescindible de educar nuestra propia opinión.

El autor es educador y ensayista.