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miércoles, 15 de julio de 2009

EL DISCURSO ARGUMENTATIVO


Diariamente intercambiamos opiniones: un partido de fútbol, una noticia del diario, diferencias políticas, situaciones que vivimos en el colegio. Todas son disparadores que nos llevan a discutir y tratar de convencer a los demás sobre nuestro punto de vista. Defender nuestras ideas y aceptar las de los otros es importante para la vida en sociedad y para constituirnos como personas.
El discurso argumentativo intenta persuadir o convencer al destinatario para que comparta una opinión del emisor o para que realice una acción determinada.

Puede estar destinado a convencer al destinatario mediante el ejercicio de la razón o a persuadirlo mediante la apelación a sus sentimientos y emociones, aunque no siempre son excluyentes ambas intenciones sino que pueden estar combinadas en un mismo discurso.
La argumentación posee una superestructura, es decir, un tipo de esquema que establece el orden global de un texto independientemente de su contenido específico. Se compone de una serie de categorías que se combinan de acuerdo con ciertas reglas convencionales.

Las categorías principales de la estructura argumentativa son: Punto de partida, Hipótesis o Proposición, Argumentación (a favor y en contra), Conclusión.

El punto de partida marca una especie de introducción que da comienzo al discurso. Tiene como finalidad presentar ante el receptor el tema sobre el que se va a argumentar. Además, el argumentador intenta generalmente captar la atención del destinatario y despertar en él una actitud favorable.
La proposición tiene como objeto enumerar y explicar los hechos que se consideran fundamentales y presentar la hipótesis de forma clara y concisa.
La argumentación suele ocupar la parte central del texto y contiene los argumentos que apoyan la tesis o postura del argumentador.
La conclusión es la parte final del texto argumentativo. Debe contener un resumen de lo expuesto y recoger tanto la tesis del argumentador como los argumentos principales. La conclusión es la última oportunidad que tiene el emisor para convencer al destinatario de sus ideas u opiniones.

martes, 14 de julio de 2009

EL HABLANTE EN EL TEXTO: ACTOS DE HABLA


Muchas veces cuando hablamos o escribimos, además de transmitir un mensaje, llevamos a cabo una acción con nuestras palabras. Por ejemplo: prometer, amenazar, aconsejar, invitar, pedir, reprochar, negar, sugerir, insultar, alentar, saludar, etc.

HIJO.- ¿Me regalás un pantalón?
MADRE.- Te prometo que cuando cobre te compro uno.

En este caso, el hijo le hace un pedido a su madre: a través de la pregunta le solicita que le regale un pantalón. La madre, por su parte, le promete que le va a comprar uno cuanto cobre. Pedir y prometer son ACTOS DE HABLA, es decir, son acciones que se realizan a través del uso de la lengua.

Hay muchas maneras de realizar un mismo acto de habla:
1. Te invito a mi fiesta de cumpleaños.
2. ¿Querés venir a mi fiesta de cumpleaños?
3. Venite a mi fiesta de cumpleaños.

En el ejemplo 1, el emisor formula una invitación de manera directa y explícita porque usa el verbo invitar.
En los ejemplos 2 y 3, el emisor utiliza una pregunta y una orden, respectivamente. Sin embargo, su intención comunicativa no es pedir información o dar un mandato. En ambos casos, el emisor realiza un acto de habla indirecto: hace una invitación a través de una pregunta y de una orden, respectivamente. La comunicación es eficaz si el receptor puede reconocer la intención comunicativa del emisor.

En general, se expresan las peticiones corteses de una manera indirecta:
¿Podría alcanzarme la revista?
¿Podría ayudarme un momento?
¿Le importaría correrse un poquito?


En ninguno de estos casos el hablante quiere saber si el oyente puede, quiere o tiene algún inconveniente en hacer algo. El hablante pretende (quiere) que el oyente haga algo.
Estamos, pues, ante casos en que el hablante dice algo (por ejemplo, una pregunta) pero en realidad quiere que se entienda otra cosa (por ejemplo, un pedido).
En general, el receptor entiende lo que el hablante quiere decir. La comprensión de parte del receptor se da porque, gracias a sus conocimientos lingüísticos y no lingüísticos, puede inferir en el enunciado del emisor lo no dicho: el pedido que esconde la pregunta (alcánceme la revista, ayúdeme un momento, córrase un poquito).

Otro ejemplo:
Si una persona le dice a otra: ¿Tenés hora?, inmediatamente esta persona le contestará seguramente: Sí, son las cuatro y media, por ejemplo.
Pero si el destinatario de la pregunta sólo responde un y sigue con las actividades que venía desarrollando, evidentemente no interpretó correctamente lo que su interlocutor necesitaba: saber la hora. O no quiso interpretar. Una persona medianamente inteligente interpretará correctamente esa pregunta.
Es decir:
El ACTO DE HABLA queda completado, por lo tanto, en el momento en que el receptor entiende qué es lo que el hablante le quiso decir.

lunes, 13 de julio de 2009

LA OPINIÓN EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Como ya se sabe, los diarios tienen una finalidad básicamente informativa. Sin embargo, no es ésa la única intención, ya que también publican notas de opinión y entretenimientos. Estas tres intenciones están presentes en los distintos textos que se manejan habitualmente en el periodismo.
En las publicaciones de la prensa gráfica –diarios, revistas- no sólo se presentan las informaciones de manera más o menos objetiva. Además se exponen las opiniones de los protagonistas de los acontecimientos, de los periodistas que firman las notas, de los especialistas sobre un determinado tema o del público lector.
Básicamente, los textos de opinión tienen una finalidad informativa–persuasiva y trama argumentativa–expositiva.
En este curso abordaremos el estudio de los editoriales, las notas de opinión y las cartas de lectores.
Esta clase de textos son subjetivos, ya que quien los escribe realiza una toma de posición sobre el tema que trata, casi siempre de actualidad.
Como en todo texto argumentativo, en éstos se trata un tema o asunto problemático. Tiene una finalidad u objetivo: la adhesión del destinatario a una tesis o conclusión. El emisor utiliza, pues, argumentos, que son los instrumentos o medios para tratar de convencer a su interlocutor.
Los textos de opinión en el diario tienen su propia organización por sus características particulares que desarrollaremos más adelante; pero el que más respeta estas características de la argumentación, es sin duda, el editorial.



Definición del diccionario:
editorial 1. s.m. Artículo de fondo no firmado. 2. s.f. Empresa editora.

Si hablamos de textos de opinión en un medio gráfico, la primera acepción del diccionario es la correcta para el tema que vamos a abordar.
El editorial es un género periodístico que está reservado para expresar las opiniones institucionales de la publicación, es decir, el punto de vista de los directores y editores del diario o de la revista. Es un texto argumentativo en el que la voz enunciativa es la del diario (la de su dirección), y por esa causa, no lleva firma de autor. Los editores se “hacen cargo” del contenido del editorial.

“Borrar” a quien habla

Tradicionalmente, en un editorial no habla un “yo” sino un “nosotros” (la dirección, los editorialistas). Este cambio de persona gramatical busca que queden borradas las huellas de un único sujeto de enunciación. Esta estrategia se conoce como impersonalización y tiene por finalidad que quien lo lea crea que en ese “nosotros” están todos los lectores, que hablan, piensan y opinan; que se trata de la opinión pública.

"EDITORIAL: las columnas editoriales de un diario son el espacio reservado para que el director o el editor de la publicación exprese su opinión sobre temas de interés para la comunidad. En la Argentina, suele llamarse también “artículo de fondo” al que se dedica a expresar la opinión institucional del diario (...) Mientras que en las secciones informativas del diario o periódico, el estilo usual es el de la prosa narrativa o descriptiva; en el sector dedicado a los juicios de valor, la prosa más apta es la ARGUMENTATIVA" (La Nación, Manual de Estilo y Ética Periodística)

El editorial: un texto argumentativo

A partir de una determinada información de actualidad, el editorialista —persona que escribe el editorial— considera los hechos, los analiza y emite juicios de valor.
La nota editorial desarrolla así una argumentación en la que presenta una tesis (opinión, teoría, juicio, consideración, suposición); para sostener esta opinión, el texto presenta una serie de argumentos, es decir, razones o fundamentos que tratan de demostrar la validez de la tesis.
En un texto argumentativo, las razones o argumentos se encadenan mediante conectores, que conducen a una conclusión, que coincide con la tesis propuesta.
PInchá aquí para leer un editorial.



En las notas de opinión también se sigue —en mayor o menor medida— la estructura del texto argumentativo ya visto, pero a diferencia del editorial, en éstas el diario cede espacio a un especialista o persona de reconocido prestigio que trata un tema de actualidad y que firma la misma con su nombre y apellido —también lo puede hacer con seudónimo.
Se llaman columnas a las notas de opinión que se publican periódicamente (por ejemplo, todos los viernes) y son firmadas por una misma persona.

“En una nota de opinión es fundamental la elección del tema, que no sólo debe ser actual, sino también polémico. Luego recabo toda la información posible sobre el tema. En este punto es esencial ser absolutamente honesto para no usar sólo los datos que abonen mi opinión. Los periodistas no somos sacerdotes dando sermones ni jueces dictando sentencias. Tan sólo informamos. Por eso intento que mi opinión quede clara no por lo que afirmo, sino por lo que muestro, incluyendo eventuales contradicciones y hasta las dudas. Nadie es el dueño de la verdad, pero es bueno hacer todo lo posible para acercarse a ella” (Ezequiel Fernández Moores
Columnista de las revistas “Tres puntos” y “Mística”)
Pinchá aquí para leer una nota de opinión.
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Las cartas en general se caracterizan por su organización espacial. Sus componentes son:
1. encabezamiento
2. cuerpo
3. cierre

Sin embargo, a pesar de esa estructuración, no todas las cartas son del mismo tipo, y no todas responden a las características del texto argumentativo, ya que el “lector común” por lo general desconoce o no tiene en cuenta dichas características.
El emisor en una carta de lectores es —como su nombre lo indica— un ciudadano cualquiera que sintió la necesidad de expresarse y dar su opinión sobre determinado tema a través de un medio periodístico —diario o revista— con el fin de hacerla pública. Si bien este tipo de cartas está dirigido siempre al “Sr. Director” del medio periodístico, esta fórmula de encabezamiento no indica que justamente sea el director el destinatario de la carta, sino que se solicita por su intermedio que la carta sea publicada en el diario o revista para que pueda ser leída por la gente.
El autor de la carta de lectores debe estar perfectamente identificado con nombre, apellido y número de documento o dirección y es el único responsable de sus palabras.
Todas las cartas (incluidas las de lectores) tienen en común la intencionalidad: son persuasivas, pues se proponen obtener algo del destinatario. Y para obtener lo que se proponen, los emisores recurren a diferentes tramas. En el caso de la carta de lectores la trama es también argumentativa.
Las cartas de lectores no solo se escriben para criticar, modificar actitudes que se consideran indeseables o simplemente para protestar por algo que le pasó. Algunas cartas también serán de agradecimiento, reconocimiento o simplemente la expresión de deseos para que la gente sea cada vez mejor.
Pinchá aquí para leer una carta de lectores.
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Otras formas de opinar

Muchos de los medios pertenecientes a la prensa escrita actual han puesto a disposición del público una nueva sección en la que la gente puede opinar desde el anonimato. Las opiniones se reciben mediante llamadas telefónicas que luego el diario seleccionará entre todas cuáles serán publicadas y cuáles no. De los diarios locales, el que tiene esa sección es el diario La Opinión: “Opifón” :
"Es una verdadera pena observar a chicos alcoholizados, drogados, pidiendo o peleando en la calle. Para que esto no siga ocurriendo mucho tenemos que ver los padres y las autoridades también". Textual de una voz femenina, de barrio Alberdi, en el teléfono (27 de junio de 2009).
También el diario Castellanos tuvo tiempo atrás su sección para opinar en forma anónima, denominada "Eco800":
"Voy a dejar un mensaje, soy vecina de la Escuela Dopazo del barrio Villa Rosas. Los sábados se dan clases de lo que se ve es una nueva materia, porque se dan lecciones a aprendices de barrabravas, piqueteros, hinchas de fútbol, de partidos políticos durante horas y horas. En este momento, son las 2 de la tarde del día sábado. Hay ruidos de tachos, de latas, tambores, y entonces yo me pregunto: ¿hay una ley que reprime los ruidos molestos? Cuando uno llama a Control Público, que es la encargada de sancionar los ruidos molestos, me dicen que tienen permiso del gobierno. Entonces vuelvo a preguntar: ¿ésa es la educación que se le da a los jóvenes? ¿Un día sábado se usa en la escuela para estar horas y horas golpeando latas, sin respetar los derechos de los vecinos? ¿Alguien me puede explicar esto? ¿Alguien tiene una explicación? ¿Por qué no se dedican a enseñarles algo y no a hacer quilombo los sábados?" (25 de junio de 2007).