La literatura es ficción
Dentro de la gran variedad de textos que circulan en una sociedad, algunos tienen una finalidad práctica como, por ejemplo, los textos históricos, científicos o periodísticos. Su objetivo es transmitir información sin ambigüedades ya que utilizan un lenguaje claro y preciso que da por resultado un texto transparente y unívoco. La literatura, en cambio, no se centra en el aspecto informativo sino en el estético.
La literatura es una práctica ficcional: los hechos no son verdaderos ni falsos, sino verosímiles. Es un hecho artístico que transforma la realidad y la ficcionaliza. Esto quiere decir que todo lo que leemos como literatura no es real aunque se base en hechos reales. El propósito de los textos literarios no es mostrar la realidad tal cual es, sino de representar —a través de las palabras— una percepción posible y peculiar del mundo. Es decir, refleja una imagen de la realidad.
Lo literario solo existe en relación con el texto en el cual aparece. Pero la literatura, aunque resulte contradictorio, es profundamente verdadera: desde la ficción se puede hablar sobre la realidad.
Se dice que un texto es ficticio cuando lo que se narra es una historia imaginada por el autor, quien construye un narrador que tiene a su cargo el relato.
A pesar de que algunas veces los cuentos y novelas se originan en sucesos reales, la elaboración de la historia es invención del autor. A través de su imaginación, el escritor puede crear una historia formada por hechos posibles en el mundo real (verosimilitud) o una historia que relata sucesos que no podrían ocurrir nunca en la realidad.
El valor de la literatura radica en el modo de representación de la realidad y no en la fidelidad a lo representado, es decir, la literatura se aprecia no por la verdad de lo que se dice, sino por la calidad estética con que se lo hace.
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